María Leonardelli explicó que la muestra denominada “Mandalas, pinturas para el alma III” es el resultado de un largo proceso de investigación sobre el tema, y que para llevarla adelante utilizó múltiples elementos, como acuarelas, óleos, acrílicos, cartón, papel, tela y madera.
“El mandala es una imagen interior que aflora después de una meditación, y esa imagen del inconciente se plasma en una obra, que uno no entiende ni razona. En el fragor del trabajo, uno no analiza, está inmerso en ese mundo mágico”, expresó.
Contó que la palabra “mandala” proviene del sánscrito y significa “círculo mágico o sagrado” y que esa significación que trasciende la historia, sigue siendo actual. “Todas las culturas los trabajaron en el mundo y por ende está incorporado en el ser. Al hacer la meditación uno entra en sí mismo y es ahí donde afloran esas imágenes, que no son solo bonitas o llamativas sino que, según Carl Jung, sanan el alma”.
En cuanto a su historia personal, confesó que toda la vida realizó mandalas, aun sin saber que se denominaban de esa manera.
Comenzó sus estudios en Magisterio y Profesorado en Artes Visuales en la Escuela Alcides Biagetti de Patagones, para luego realizar la Licenciatura en el Instituto Universitario Nacional de las Artes (IUNA). En ese espacio profundizó sobre la obra del médico psiquiatra y psicólogo Carl Jung, y resolvió investigar sobre la temática. Así fue como encontró la Fundación Jung de Psicología Analítica, en la cual realizó la carrera de Arte Terapia, que concluyó con una tesis basada en mandalas.
Actualmente la artista brinda talleres particulares y en las escuelas.
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