Taquígrafos: su trabajo silencioso, esencial para la Legislatura

10/03/2021 | Destacadas Prensa

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Muchos se preguntan qué hace esa persona que no para de escribir con un lápiz negro y amarillo, con la cabeza inclinada hacia una hoja rayada, sobre un pequeño escritorio, en un lugar central del recinto.

Desconocen que cumple una función esencial en la Legislatura: está registrando el debate que se desarrolla durante la sesión legislativa, con un método singular de escritura.

Toma registro a la velocidad del discurso oral y lo convierte en texto escrito para luego adecuarlo de tal forma que pueda dar fe pública de los actos parlamentarios y de los fundamentos empleados para sancionar una ley.

Estos técnicos silenciosos, que deben reconstruir estas discusiones desordenadas, acaloradas, con voces superpuestas y repletas de complejidades sintácticas y semánticas, son los taquígrafos.

Para llevar adelante esta tarea requieren de inteligencia, capacitación, dedicación, disciplina y responsabilidad profesional, y el conocimiento de temas legales, históricos, económicos, políticos, culturales y otros necesarios para interpretar complejas deliberaciones y procedimientos legislativos.

“Nadie sabe mucho qué es lo que hace el taquígrafo. Siempre que me preguntan dónde trabajo, digo que soy empleada de la Legislatura, porque si decís ’soy taquígrafa en la Legislatura’, te dicen ‘qué es eso’. No hay mucho conocimiento”, cuenta Viviana Díaz, responsable del cuerpo de taquígrafos del Parlamento rionegrino.

Los taquígrafos son fedatarios de lo que ocurre dentro del recinto, por eso es tan importante su presencia, porque son quienes dan fe de que lo que registran en la versión taquigráfica es lo que realmente ocurrió durante la sesión legislativa”, explica.

La velocidad para “meter ganchos” ─así le dicen a la forma de escribir que utilizan, basada en el sistema Larralde de taquigrafía─ no es el único atributo que debe tener un taquígrafo. Según Díaz, ”es importante que sea veloz para tomar el discurso de los legisladores, pero también es fundamental que esté actualizado, que tenga una buena redacción, porque también tiene que transcribir y darle la puntuación que le quiso dar el legislador, tenemos que respetar lo que quiso decir”.

“Somos técnicos, tratamos de capacitarnos continuamente, de estar leyendo cuáles son las realidades sociales, los posibles proyectos a tratar en la sesión, de estar actualizados. Sino te pasa que estás en el recinto tomando nota sobre cosas que son muy actuales y que no sabés. Si las leíste en el diario ya sabés de qué están hablando, de qué empresa se trata, cuáles son los nombres a los que se refiere un legislador. Por eso tenés que estar actualizado e informado constantemente”.

Taquígrafa trabajando durante una sesión.

Contrariamente a lo que muchos creen, estos técnicos no solo trabajan los días de sesión. Durante los días siguientes deben terminar de empalmar lo que cada uno registró y armar la versión taquigráfica. Pero luego deben empezar con el diario de sesiones, que incorpora a la versión taquigráfica el texto de los proyectos. “En la versión taquigráfica solo ponemos lo que pasó en el recinto; en el diario de sesiones le sumamos los proyectos, el tratamiento que cada iniciativa tuvo en las comisiones, cómo fueron dictaminados; registramos la asistencia que tuvieron los legisladores en las comisiones, los proyectos aprobados en la sesión. Es como el trabajo final de todo el área legislativa”.

Esta tarea de reconstrucción que realizan los taquígrafos es fundamental, y algo que la tecnología no puede sustituir. Los nuevos desarrollos tecnológicos ⎼grabadores de voz, cámaras de video, software de audio, entre otros⎼ pueden ayudar en esta tarea de registrar, pero no tienen la capacidad de interpretar la complejidad de las discusiones que se dan en el recinto ni de elaborar el trabajo posterior que estos técnicos llevan a cabo.

El cuerpo de taquígrafos en la decáda de 1990.

Como en todos los viejos oficios, estos nuevos beneficios que aportó la tecnología fueron resistidos cuando se quisieron implementar. Díaz recuerda que cuando ingresó al cuerpo de taquígrafos los grabadores recién empezaban a circular: “Utilizarlos era una mala palabra. No estaba bien visto. Ellos (los taquígrafos de la época) decían que tu trabajo era tomar nota, y el uso del grabador desprestigiaba un poco la imagen del taquígrafo. Yo creo que no es así, que si la tecnología aliviana tu trabajo hay que usarla. Desde que utilizamos los grabadores, realmente se aligeró muchísimo el trabajo”.

Actualmente el cuerpo de taquígrafos está conformado por ocho técnicos ⏤Zulma Rojas, Natalia Verteramo, Elda Otermin, Gustavo Brandi, Natalia Cerutti, Romina Valla y Orlando Millaguan⏤ y se prevé incorporar dos empleados legislativos ⏤Leandro Salas y Laura Bijarra⏤, que se están preparando para ser evaluados y poder ingresar.